El pasado lunes 23 de junio, el auditorio de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) fue el escenario del foro “Legado del Papa Francisco: Laudato Si’ y Querida Amazonía”, un espacio de reflexión interdisciplinaria que reunió a académicos, líderes indígenas y representantes eclesiales para dialogar sobre el impacto de las encíclicas del Papa Francisco en la defensa de la ecología integral y los derechos de los pueblos amazónicos.
El evento, organizado como parte de las actividades preparatorias del próximo Congreso Internacional de Humanidades PUCE, contó con la participación del rector de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), Fernando Ponce, S.J.; el rector del Programa Universitario Amazónico (PUAM), Mauricio López; la lideresa del pueblo indígena Sarayaku y actual miembro del Foro Permanente de la ONU para las Cuestiones Indígenas, Patricia Gualinga; y el docente de la Facultad de Derecho y Sociedad de la PUCE, Nelson Reascos. El foro fue moderado por Mario Melo, Director del Área Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades de la PUCE.
Durante el foro, se abordó el profundo llamado del Papa Francisco a una conversión ecológica integral, entendida no solo como una preocupación ambiental, sino como una transformación espiritual, cultural y estructural. El rector Fernando Ponce destacó que el paradigma tecnocrático dominante ha reducido la naturaleza a un mero recurso, y que Laudato Si’ propone una nueva forma de relacionarnos con el entorno, basada en el respeto, la reciprocidad y la justicia. “La naturaleza no es un medio para nuestro uso, sino un sujeto con dignidad propia”, afirmó.
Mauricio López, en su intervención, recordó que Laudato Si’ y Querida Amazonía no son simples documentos, sino caminos de redención que nacen desde las periferias, como llamados a la conversión profunda (metanoia), al reconocimiento profundo del otro como fuente de nuestra propia identidad, e incluso a la hermana madre tierra como una otra que nos interpela al encuentro y al cuidado (alteridad) y a levantar la voz de denuncia profética para producir cambios estructurales ante el pecado ecológico y social más profundo que es la inequidad (parresía). Subrayó que la Amazonía se ha reconocido como y convertido en un “locus teológico”, un lugar donde acontece la revelación de Dios en clave intercultural y donde la Iglesia aprende a ser más Iglesia en su sentido de catolicidad (universalidad) dando espacio y acogida a todos, todos, todos. En ese contexto expresó que el PUAM representa una respuesta concreta a este llamado, formando liderazgos comunitarios desde el territorio y con perspectiva de transformación estructural. “No enfrentamos dos crisis separadas —una ambiental y otra social— sino una sola crisis socioambiental”, advirtió, citando a la Laudato Si’.
Patricia Gualinga, por su parte, resaltó que estas encíclicas recogen la visión integral de los pueblos indígenas, que ven a la naturaleza como parte de sí mismos. “No defendemos solo nuestros territorios, defendemos la vida del planeta”, afirmó. También hizo un llamado a romper con el paradigma que pone la economía por encima de la vida, y a reconocer que la crisis ambiental es también una crisis espiritual y civilizatoria. “Todavía somos territorios de sacrificio con justificaciones económicas de desarrollo”, dijo.
El profesor Nelson Reascos ofreció una lectura crítica del antropocentrismo que ha marcado la historia del pensamiento occidental, y propuso recuperar la visión de hermandad radical con la naturaleza, inspirada en San Francisco de Asís. “No se trata de cuidar la naturaleza solo porque afecta al ser humano, sino porque ella misma tiene dignidad”, señaló. Reascos también subrayó que el consumo desmedido en los países del norte global es una de las causas estructurales de la crisis ecológica, y que la justicia social debe ser el eje de cualquier propuesta de sostenibilidad.
Uno de los momentos más significativos del foro fue la reflexión sobre el papel de la Iglesia en este proceso de transformación. Se destacó que el Papa Francisco ha abierto una puerta inédita al colocar a los pueblos indígenas en el centro del discernimiento eclesial, y que estructuras como la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA) y el PUAM son expresiones concretas de esta nueva forma de ser Iglesia, más sinodal, territorial y comprometida con la vida.
El foro concluyó con un llamado a la acción concreta desde la academia, la Iglesia y la sociedad civil. Se insistió en que no basta con diagnósticos o declaraciones de principios: es necesario transformar las estructuras, los estilos de vida y los modelos educativos para responder a la crisis ecológica con valentía, creatividad y esperanza. “No podemos seguir formando profesionales exitosos en sociedades fracasadas”, advirtió López, citando al P. Xabier Gorostiaga, SJ, figura clave en el desarrollo del proyecto de universidades humanistas Jesuitas con compromiso social para América Latina.
Este evento no solo fue un homenaje al pensamiento del Papa Francisco, sino también una invitación a caminar juntos hacia una nueva forma de habitar el mundo, más justa, solidaria y en armonía con la Casa Común. Como recordó Patricia Gualinga, “la naturaleza nos llama hermanos; somos nosotros quienes hemos olvidado responderle con la misma forma”.