En este tiempo de preparación a la Navidad que estamos viviendo, no celebramos solo una fecha ni un evento aislado. Celebramos la presencia viva que sigue irrumpiendo en nuestra historia y que, aun en medio de la muerte, nos grita que es posible renacer. En un mundo que se acostumbra a la desesperanza, esta es una invitación urgente a volver a caminar en esperanza. Y cuánto necesitamos esto hoy.
No solo la Amazonía —con cuyos pueblos y territorios caminamos cada día desde el Programa Universitario Amazónico— sino el mundo entero sigue marcado por expresiones insostenibles e inadmisibles de muerte cotidiana: violencias que se normalizan, guerras fratricidas, genocidios que claman al cielo y que nos obligan a preguntarnos dónde está lo más profundo y humano de nosotros.
Por eso, en estas fechas, lo esencial es reconocer la vida que nace desde lo pequeño y lo humilde; la fuerza transformadora de un proyecto que se expresa en Aquel que viene a invitarnos a hacer todo nuevo y a quien queremos seguir por el camino. Como PUAM queremos acoger esta convicción, aun desde nuestras fragilidades y limitaciones, mientras seguimos recorriendo nuestro propio camino: un proceso que avanza paso a paso, buscando siempre escuchar a los pueblos de la Panamazonía para tejer con ellos propuestas de educación superior, acción transformadora e investigación que toque las fibras más profundas de sus dolores y de sus esperanzas.
Este año hemos dado pasos significativos. Y quiero agradecer, con profundo reconocimiento, a todas y todos quienes hacen posible este Programa Universitario Amazónico: al equipo que entrega su vida en este proyecto; a las múltiples redes, plataformas e instituciones que sostienen este sueño colectivo; y especialmente a las comunidades y pueblos que, con generosidad y apertura, nos permiten entrar en su territorio y caminar juntos.
Hemos avanzado en la construcción de contenidos para nuestro Programa de Gestión Integral del Territorio Amazónico; hemos realizado experiencias piloto que confirman que nuestra propuesta tiene sentido y pertinencia para las comunidades con las que dialogamos; y hemos seguido soñando “con los pies en la tierra”, delineando acciones como el programa FRATELIS (Formación para la Reconciliación y Acción Territorial para el Empoderamiento de Liderazgos Inclusivos Socio-políticos) que buscan hacer una verdadera diferencia, entre muchas cosas más. Todo ello en colaboración estrecha con la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), con la Red de Educación Intercultural Bilingüe Amazónica (REIBA), y con tantas otras personas e instituciones que comparten este compromiso, como la PUCE Ecuador y UNIMINUTO Colombia que nos acogen y acompañan, con AUSJAL (Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina), y tantas instancias y personas más que es imposible enumerar aquí.
Agradecemos también a quienes, con su aporte —financiero y humano— nos permiten sostener este camino. Cada contribución, grande o pequeña, hace posible que avancemos. Les invitamos a seguir teniendo al PUAM en su corazón: su apoyo solidario es parte esencial de nuestra misión. Puedes apoyarnos aquí: puam.org/donar/
Quienes integramos el PUAM deseamos que el Dios de la Vida y de la Esperanza —que nace y renace en la pequeñez para sobreponerse a toda muerte y mostrarnos que otro mundo es posible— les acompañe en estos días y siempre. Que esta Navidad sea verdaderamente feliz, porque sabemos reconocer la esperanza allí donde nuestro mundo insiste en mostrarnos signos de desesperanza.
Seguimos caminando juntos.
Con gratitud, esperanza y compromiso,
Equipo PUAM









